La granada : una “bomba de salud” en tu cocina
Zumo de granada, champú a base de granada, cremas con extracto de granada…parece que esta fruta, tan típica de nuestra huerta, tiene el viento en popa. En unos años, la granada se ha introducido en nuestros hábitos alimenticios y de consumo. Pero, ¿qué tiene la granada que la hace tan especial? Desde Mosén Saez hemos querido hacer un pequeño resumen de las principales virtudes de esta fruta tan alicantina.
La granada : Una fruta de capa y antifaz
Si realizamos una búsqueda de “granada” en internet, muchos de los resultados vendrán asociados con la definición de “súper fruta”. A primera vista, este calificativo parece bastante positivo, pero si investigamos un poco nos damos cuenta de que el término “súper fruta” resulta algo confuso. Así pues, ¿qué es una “súper fruta”?
Se considera una “súper fruta” a aquella que aporta una cantidad de nutrientes superior a la media, en cantidad y diversidad. Esto no quiere decir que una “súper fruta” pueda reemplazar una alimentación variada, pero traduce la riqueza y variedad de nutrientes que aporta.
Así pues, si volvemos a nuestra querida granada, vemos que una ración de aproximadamente 280 gramos (un par de granadas), nos aporta:
48% de la Dosis Diaria Recomendada (o DDR) en Vitamina C (28.8 mg)
58% de la DDR en Vitamina K (46.2 mcg)
8% de la DDR en Vitamina E (1.7 mg)
27% de la DDR en ácido fólico (107mcg)
45% de la DDR en fibras vegetales (11.3 g)
Llegados a este punto, me dirán que estos datos son muy precisos, pero ¿qué quieren decir? Pues que, como veíamos antes, la granada es un alimento rico en vitaminas, minerales y fibras vegetales, excelentes nutrientes para una dieta sana.
Sin embargo, por lo que más se conoce a la granada, gracias a su contenido en vitamina C, E y, como veremos más adelante, otras moléculas, es por su potencial antioxidante.
¡Ah, los antioxidantes! Cuántos productos vemos en nuestro entorno con esta palabra escrita. Desde Mosén Saez nos ha parecido preciso realizar una pequeña aclaración de lo que es un antioxidante y cuál es su función en nuestro organismo.
No me oxides que llevo granadas
Todos sabemos lo que pasa cuando dejamos un clavo de hierro al aire. Con el tiempo, se vuelve rojizo y frágil porque se ha oxidado. Pues bien, en nuestro cuerpo puede suceder lo mismo. Al respirar, una pequeña parte del oxígeno indispensable al funcionamiento de nuestras células se convierte en “superóxido” (aquí es “súper” no es una buena noticia), una molécula altamente reactiva que forma parte de la familia de especies reactivas del oxígeno y que generalmente se conocen como radicales libres.
El súperóxido y sus amigos radicales libres, como decíamos, son moléculas altamente reactivas, con lo que pueden dañar proteínas, lípidos y ácidos nucleicos en lo que se conoce como estrés oxidativo.
Al leer esto le entran a uno ganas de dejar de respirar. ¡Maldito oxígeno! Pero no se preocupe, ahí es dónde entran en juego los antioxidantes. En efecto, nuestro cuerpo produce de forma natural todo un ejército de moléculas antioxidantes que neutralizan los radicales libres, manteniendo así el equilibrio entre especies oxidantes y antioxidantes. Sin embargo, el tabaco, el alcohol, la radiación ultravioleta o el envejecimiento pueden vencer las defensas antioxidantes del organismo, desequilibrando así la balanza a favor de los radicales libres y produciendo estrés oxidativo. Con el tiempo, se cree que este mecanismo puede desempeñar un papel determinante en enfermedades como el Alzheimer, el cáncer o las patologías cardiovasculares y es aquí dónde los antioxidantes derivados de la alimentación pueden venir al rescate.
Si volvemos a nuestra querida granada, sabemos que además de la vitamina C y E, dos conocidos agentes antioxidantes, esta fruta es rica en punicalagina y ácido punícico. Encontramos la punicalagina esencialmente en el fruto y la piel de la granada, mientras que el ácido punícico se extrae del grano de la misma.
Gracias a su composición, se considera que la granada tiene un potencial antioxidante alrededor 3 veces superior al del vino tinto o el té verde, dos productos frecuentemente utilizados con este fin.
Una vez explicado el papel fundamental de los antioxidantes en el organismo, veremos ahora como la granada puede ayudarnos a mantener nuestro cuerpo en buen estado.
La granada, las reacciones inflamatorias y la presión arterial: el estrés oxidativo puede generar una inflamación local de los tejidos. En las arterias, esta inflamación puede aumentar el riesgo de accidentes cardiovasculares por formación de placas de colesterol. Unos estudios llevados a cabo tanto en modelos animales como en pacientes con hipertensión muestran que dos vasos de zumo de granada al día contribuyen a disminuir la presión arterial y a reducir la oxidación del “colesterol malo” (o LDL). Además, un estudio reciente sugiere que la punicalagina contribuye a reducir las reacciones inflamatorias del intestino, abriendo así una vía de estudio para el papel de esta fruta en enfermedades como la gastritis.
La granada y el potencial antioxidante: como hemos visto más arriba, mantener un equilibrio oxidante/antioxidante es fundamental para que nuestro cuerpo funcione correctamente. Sin embargo, ciertas partes del mismo están más expuestas a factores que pueden desequilibrar esta balanza. Este es el caso de la piel, constantemente expuesta a radiaciones ultravioletas, sobretodo en verano. Gracias a su alto contenido en ácido punícico, el aceite de granada, usado en crema, es un excelente hidratante y regenerador para todo tipo de pieles, pues neutraliza las especies oxidantes y fomenta la regeneración de las células cutáneas.
La granada y el cáncer: al ser un tema sensible e importante, seremos claros diciendo que las investigaciones citadas en este apartado han sido llevadas a cabo principalmente en células aisladas y ningún estudio clínico en humanos ha sido llevado a cabo aún. Sin embargo, los indicios son esperanzadores. Así, el extracto concentrado de zumo de granada reduce el número de células tumorales en el cáncer de colon, induciendo su muerte programada. Además, una emulsión de zumo de granada permite reducir el número de células cancerígenas en el cáncer de mama, gracias a su acción sobre los receptores al estrógeno.
La granada y la osteoporosis: esta enfermedad está íntimamente liada al estrés oxidativo y es una cuestión principal de salud en nuestra sociedad, sobre todo para las mujeres. Un estudio reciente ha demostrado que el zumo fresco de granada ayuda a mantener la densidad de los huesos y fomenta la proliferación de células óseas en ratones.
Conclusión: granada y frutas , todas “súper”
A lo largo de este artículo hemos querido mostrarles con claridad y sencillez las virtudes de esta fruta tan alicantina y su impacto en la salud. Sin embargo, y fieles a nuestra política de transparencia, queremos precisar algo: no dejen que les engañen.
Por ejemplo, se ha hablado y escrito mucho sobre la “súper fruta”. Sin embargo , la conclusión es clara: la “súper fruta” es un término puramente comercial. No existe una definición científica o normativa de « súper fruta ». Puede significar cualquier cosa; por lo tanto, no tiene significado. Además, como han leído más arriba, las pruebas científicas son generalmente preliminares y pocos estudios clínicos en humanos se han llevado a cabo. Así, aunque hayan indicios prometedores, como un estudio publicado en octubre de 2012 que dio seguimiento a más de 32,000 mujeres, entre las edades de 49 a 83 años, durante 10 años y concluyó que aquellas que consumieron más antioxidantes tenían un 20% de menor riesgo de sufrir un ataque al corazón que las que consumieron menos, no podemos dejar de precisar desde aquí esta noción.
Para terminar, desde Mosén Saez esperamos que este artículo les haya servido para que coman más granada, una fruta sana, fresca, rica en beneficios para su salud y sobretodo deliciosa pero también para concienciarles de los beneficios de una dieta variada y rica en fruta y verduras, porque son todas “súper”.
Referencias:
Colon Cancer Chemopreventive Activities of Pomegranate Ellagitannins and Urolithins. Journal of agricultural and food chemistry, 2010. Kasimsetty Oxidative stress and aging. J Nephrol., 2010. Serviddio G et al.,
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nutritiondata.self.com
Health Benefits of Punicic Acid: A Review Reviews in Food Science and Food Safety 2010. Aruna et al.
The Medicinal Value and Health-Care function of Pomegranate. Medicinal Plant, 2015
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Pomegranate and its derivates can improve bone health through decreased inflammation and oxidative stress in an animal model of postmenopausal osteoporosis. Eur. J. Nutr., 2014. Spilmont et al.,